Archbishop Leonard P. Blair

Durante este último medio siglo ha habido una gran conmoción en la vida de nuestra sociedad. El consenso sobre cuestiones morales fundamentales se ha roto, por ejemplo, con respecto a la protección de la vida de los que están por nacer y la definición misma de matrimonio y familia. En la Iglesia Católica, esta marea de cambios culturales y sociales ha dado lugar a una situación en la que algunas personas, aunque afirman ser católicos romanos, sin embargo, disienten de las enseñanzas fundamentales de la Iglesia Católica. A veces lo hacen de una manera pública que resulta escandalosa, a veces por ignorancia de lo que su propia iglesia cree y enseña, pero otras veces no tanto.

Como maestros y líderes en el campo moral, los obispos estadounidenses han instado al pueblo católico a un compromiso político “moldeado por las convicciones morales de unas conciencias bien formadas y centrado en la dignidad de cada ser humano, en la búsqueda del bien común y en la protección de los débiles y vulnerables”.A medida que se acercan las elecciones de noviembre, los animo a todos a consultar el documento de los obispos titulado Ciudadanos Fieles (Faithful Citizenship) en la página web de la arquidiócesis o de la USCCB. Este escrito llama la atención a temas importantes que deberían informar a las personas en decisiones al votar. No es de extrañar que, en primer y fundamental lugar sobre todo lo demás, esté el derecho a la vida y la dignidad de toda persona humana; luego el llamado que todos tienen a la familia, la comunidad y la participación; la moralidad tanto de los derechos como de las responsabilidades; la opción por los pobres y vulnerables; la dignidad y los derechos de los trabajadores; la solidaridad humana y global; y el cuidado de la creación de Dios.En Faithful Citizenship, los obispos señalamos que “nuestro en-foque no está en la afiliación a un partido político, a una ideología, a la economía o incluso a la competencia y capacidad para ejecutar deberes, por importantes que estos temas puedan ser”. Más bien, nos enfocamos en lo que protege o amenaza la vida y la dignidad humanas, y esperamos que, al ejercer su derecho al voto, los católicos se guíen por las siguientes consideraciones:

  • Evitar que nuestra nación recurra a la violencia al enfrentar problemas fundamentales como: un millón de abortos cada año para disponer de embarazos no deseados, la eutanasia y el suicidio asistido para hacer frente a la carga de la enfermedad y la discapacidad, la destrucción de embriones humanos en nombre de la investigación, el uso de la pena de muerte para combatir el crimen, y el recurso imprudente a la guerra para abordar disputas internacionales;
  • Proteger la noción fundamental del matrimonio como la unión fiel y de por vida de un hombre y una mujer, y como la institución central de la sociedad; promover la complementariedad de los sexos y rechazar las falsas ideologías de “género”; y brindar un mejor apoyo moral, social y económico a la vida familiar, para que nuestra nación ayude a los padres a criar a sus hijos con respeto a la vida, los sólidos valores morales y una ética de administración y responsabilidad;
  • Lograr una reforma migratoria integral que ofrezca un camino hacia la ciudadanía, trate a los trabajadores inmigrantes de manera justa, evite la separación de familias, mantenga la integridad de nuestras fronteras, respete la norma de la ley y afronte las causas que obligan a las personas a abandonar sus propios países;
  • Ayudar a las familias y los niños a superar la pobreza: garantizar el acceso y opciones en la educación, así como a un trabajo decente, con salarios dignos y justos y una asistencia adecuada a las personas vulnerables en nuestra nación, que ayude al mismo tiempo a superar el hambre y la pobreza generalizadas en todo el mundo, especialmente en las áreas de asistencia para el desarrollo, el alivio de la deuda y el comercio internacional;
  • Brindar atención médica que respete la vida humana, la dignidad humana y la libertad religiosa en nuestros sistemas de salud;
  • Continuar oponiéndose a las tácticas que reflejan prejuicios, hostilidad hacia los inmigrantes, intolerancia religiosa y a la vez continuar combatiendo cualquier discriminación injusta. (A la luz de los acontecimientos recientes en nuestro país, debemos tomar medidas posi-tivas para prevalecer sobre el legado de la injusticia, incluyendo una acción enérgica para eliminar las barreras en la educación, proteger el derecho al voto, apoyar una buena actuación policial en nuestras comunidades y garantizar la igualdad de oportunidades de empleo).
  • Alentar a las familias, los grupos comunitarios, las estructuras económicas y el gobierno a trabajar juntos para superar la pobreza, fomentar el bien común y cuidar de la creación, con pleno respeto hacia las personas y grupos y sus derechos a enfrentar las necesidades sociales de acuerdo con sus principios morales básicos y sus convicciones religiosas.
  • Establecer y cumplir con los límites morales en el uso de la fuerza militar, examinando los fines en que se puede emplear, bajo qué autoridad y a qué costo humano, con miras especialmente a buscar una respuesta responsable y eficaz para poner fin a la persecución de los cristianos y otras minorías religiosas en el Medio Oriente y otras partes del mundo.
  • Unirse a otros en todo el mundo para buscar la paz, proteger los derechos humanos y la libertad religiosa, y promover la justicia económica y el cuidado de la creación.

Mientras nos preparamos para votar, unámonos para trabajar y orar por la paz y la unidad en nuestra nación y en el mundo.